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La transición demográfica peruana: implicancias para la conciliación trabajo-familia.

Lunes, 05 de Mayo de 2008
Envejecimiento y vejez

La transición demográfica peruana: implicancias para la conciliación trabajo-familia

 
CIES
Consorcio de Investigación Económica y Social
http://cies.org.pe/node/981
ANÁLISIS DE POLÍTICAS Nº 53
Boletín del Consorcio de Investigación Económica y Social
Lima, 22/02/2008   

Carlos E. Aramburú (PUCP) y María Bustinza (UCSP)

Como en la mayoría de países de América Latina, el siglo XX en el Perú representa el período de mayores cambios demográficos desde el siglo XVI. A diferencia de este último, en el que el despoblamiento fue la tónica predominante en toda la región, el siglo XX se caracterizó por la "explosión demográfica".

La dinámica demográfica

Ente 1940 y 2005, la población peruana pasa de 7 millones a más de 27 millones. La década de 1970 presentó la mayor tasa de crecimiento: 2,8%. El factor central en el crecimiento poblacional de las décadas de 1960 y 1970 fue la caída de la mortalidad.

El descenso reciente de la fecundidad ha determinado cambios en la estructura etaria. De una pirámide de base muy ancha entre las décadas de 1960 y 1980, se ha pasado a una de base angosta para el año 2005. La proporción de menores de 5 años se ha reducido de 18% en 1965 a casi la mitad, 9,45%, en 2005. Estos cambios rápidos y sustanciales en la dinámica demográfica peruana constituyen el telón de fondo en el que se desarrolla la sociedad en estas décadas, y presentan además difíciles retos en la provisión de bienes públicos.

Implicancias

¿Como ha afectado la transición demográfica el papel reproductivo y productivo de las mujeres? En una sociedad como la peruana, con grandes diferencias socioculturales y económicas, las condiciones específicas que enfrentan las mujeres de diferentes condiciones sociales varían significativamente. Por ese motivo, los resultados de trabajar con promedios nacionales o muy agregados generan inexactitud y desorientación. En la medida que lo permitan los datos, trataremos de desagregar y especificar el signo de estos procesos según las condiciones de vida de las involucradas.

El primer factor a considerar es el bono demográfico. Este fenómeno se debe a la disminución de la tasa de dependencia, una disminución de la proporción de niños y adolescentes y un estancamiento o ligero incremento en la proporción de adultos mayores.

Si se asume que ceteris paribus no cambian las condiciones de empleo e ingresos durante este período, existe el potencial de que los ingresos per cápita aumenten y, por tanto, el consumo y/o el ahorro familiar. Aprovechar esta oportunidad única dependerá de la cantidad y calidad del empleo disponible para las nuevas cohortes que ingresen en la edad laboral. Para aprovechar la potencialidad del bono demográfico es necesario invertir en mejorar las competencias de los adolescentes y jóvenes de hoy, así como mejorar la oferta y las condiciones de empleo. Sin embargo, no todos los sectores experimentan al mismo tiempo los efectos potencialmente ventajosos del bono demográfico. La estructura por edades de la población en pobreza y pobreza extrema sigue teniendo un fuerte componente de niños y jóvenes.

Modelando las diferencias

Sobre la base de los datos de la ENDES 2004, hemos intentado ilustrar las diferencias en los papeles reproductivos y de crianza de las mujeres peruanas según su nivel educativo. Como se trata de una abstracción de los datos, hemos comparado dos grupos extremos: las MEF con educación superior (29% de las MEF) versus las analfabetas (4% de las MEF).

Los principales resultados son: las mujeres analfabetas inician su ciclo sexual y reproductivo con mucha anterioridad que las que cuentan con educación superior. La diferencia principal se presenta en la juventud: existe una diferencia de 9 años entre la edad de inicio de la crianza entre las mujeres más educadas y las analfabetas. Sin embargo, no se aprecian diferencias en la edad a la que termina la crianza. Esos años de juventud pueden ser claves para el acceso a oportunidades educacionales y laborales, así como para cimentar su autonomía.

Implicancias para las políticas

Una primera comprobación es que, pese a que en promedio la población peruana está avanzada en su transición demográfica hacia una baja fecundidad, las familias de las mujeres de menores niveles educativos (las más pobres) aún no se benefician del bono demográfico. En tanto que las mujeres de mayor nivel educativo e ingresos tienen una fecundidad por debajo del nivel de reemplazo, con bajas tasas de dependencia que permiten mayores oportunidades de ahorro y acceso a oportunidades educativas y laborales. Las mujeres menos educadas y más pobres tienen aún altas tasas de dependencia y, aun obviando el diferencial de ingresos, menores oportunidades de ahorro y acceso a estas oportunidades. Por ello, los programas de salud reproductiva, que parecen haber perdido prioridad en la política pública de salud, deben focalizarse en estos sectores no solo como una medida de salud, sino de equidad y apoyo a sus derechos sexuales y reproductivos.

La principal diferencia encontrada en el ciclo reproductivo de las mujeres de alto y las de bajo nivel educativo ocurre al inicio: es decir, las mujeres analfabetas inician su vida reproductiva en promedio nueve años antes que las que tienen educación superior. No hay diferencias importantes en la edad de culminación de la crianza. Por lo tanto, los años de juventud son claves para el acceso a oportunidades educativas, a un trabajo formativo y le permiten una mayor autonomía a la mujer. Por el lado reproductivo, ello implica que para "emparejar el piso" debe darse prioridad a la disminución del embarazo temprano y a posponer el primer nacimiento. Por el lado de la capacitación, el énfasis debería estar en promover la culminación de la educación secundaria -especialmente entre las jóvenes rurales pobres-, así como las oportunidades laborales y de negocio desde el hogar (tele-trabajo, por ejemplo) -especialmente entre las jóvenes urbanas pobres-.

El diferencial educativo según género es notable en la cohorte mayor de 40 años. Disminuir esta brecha requiere enfatizar la alfabetización de adultos entre las mujeres más pobres y rurales. Estas últimas son las que, por su mayor longevidad, frecuentemente llevan el peso de mantener y cuidar a la familia y a sus parientes ancianos.

Existe una fuerte concentración de mujeres en ocupaciones de baja productividad (sector agropecuario tradicional y comercio al por menor), en las que hay mayor informalidad y subempleo por ingresos. Aun controlando por nivel educativo, en todos los sectores ocupacionales o de actividad analizados se encuentran brechas de ingreso en contra de las mujeres. Estas brechas persisten en los sectores más integrados al mercado y, curiosamente, son menores en los sectores productivos más tradicionales. Esta situación demanda políticas sectoriales activas de igualdad de oportunidades, bonos diferenciados por sexo del trabajador para la capacitación laboral intra-empresarial y mejorar los mecanismos de fiscalización laboral en los sectores productivos que concentran fuerza laboral femenina.

En ausencia de medidas de política concretas, el discurso de equidad de género se quedará en eso, en solo un discurso.

 

Ver documento en: http://cies.org.pe/files/ES/Bol63/07-ARAMBURU.pdf