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Editorial RLG N° 138 de julio 2011

Viernes, 08 de Julio de 2011
Editoriales RLG

La vejez de hoy: tiempo de apropiación y construcción de un futuro mejor para todas las generaciones

El envejecimiento demográfico es un logro social y se considera como una característica definitoria del presente siglo XXI. Implica transformaciones profundas en todos los ámbitos de la sociedad, pero principalmente en la relación entre generaciones, así como en la percepción y en la proyección del tiempo de la propia vida. Las condiciones demográficas, científicas y tecnológicas permiten que cada día más personas puedan vivir la vejez y que esta pueda entenderse como una oportunidad de vivir en mejores condiciones y con estilos de vida más saludables, pero sobre todo, con mayores posibilidades de autorrealización y de desarrollo personal y social. El envejecimiento implica a su vez, asumir ya las transformaciones necesarias para superar la profunda desigualdad e inequidad que atraviesa a nuestras sociedades y que compromete la calidad de vida y el respeto de los derechos humanos de las generaciones presentes y futuras.

El gran aumento de la longevidad y la ampliación de alternativas, conlleva la oportunidad de construir imaginarios de vida abiertos en el tiempo, así como de establecer relaciones intergeneracionales multifacéticas, flexibles y cambiantes, las cuales dejan atrás miradas estáticas de roles determinados en función de las edades.

Esa apropiación del tiempo proyectado, con la posibilidad cada vez más cierta de una vida longeva, heterogénea y multidireccional, fluye como un manantial de alternativas que ilumina, orienta y abre caminos a diversas y enriquecedoras resignificaciones de la vejez. De modo que cambian y se multiplican las formas de percibirse y de ser persona vieja en el mundo de hoy.

Una peculiaridad sustantiva de este proceso de resignificación de la propia vejez es la apropiación del tiempo futuro, lo cual va dejando atrás la idea de asociar la vejez fundamentalmente con el pasado, un tanto con el presente y escasamente con el futuro. Hoy la percepción del tiempo futuro como algo abierto a mujeres y hombres de todas las generaciones, también implica la necesidad de superar ideas que asocian vejez con dependencia, pasividad y marginalidad. Ahora, más que nunca las personas viejas se abren a la posibilidad de constituirse en participantes activas y co-constructoras de su propia vida y del desarrollo de la sociedad, en el necesario inter-ser e inter-hacer con las demás generaciones.

Tal vez quienes con mayor profundidad pueden vivir estos procesos transformadores sean las mujeres adultas mayores, porque resignifican la vejez incorporando en ese mismo proceso un creciente cuestionamiento a los roles tradicionales que las reducían al espacio doméstico y a vivir, básicamente, en función de las necesidades de las demás personas.

Sin embargo, en oposición a estos procesos, subyace aún una perspectiva cultural anclada en el pasado, puesto que pese a todo lo anterior, aún hoy en la sociedad prevalece el hecho de seguir mirando a las personas viejas como sujetos de dependencia, a quienes habría que ayudar a encontrarle sentido a los años ganados, desconociendo que en la vejez las personas no necesitan que les organicen sus vidas, su tiempo, sus actividades para “sentirse” útiles. De lo que sí requieren es de oportunidades que les permita potenciar sus capacidades y fortalecer sus procesos personales y sociales de resignificación de la vejez, porque con ello no sólo logran mayor bienestar para sí mismas, sino que aportan a las distintas generaciones modalidades cada vez menos prejuiciadas de percibir la vejez propia y ajena.

Falta entonces reconocer que cada día las generaciones viejas son cada vez más conscientes de su condición de “ser personas”, de pronunciarse, de decidir por sí mismas, de contribuir a renovar la convivencia entre generaciones, para lograr que la interdependencia sea el lazo fundamental que permita dar el salto necesario para avanzar en la construcción de sociedades inclusivas, para todas las edades. El rol del Estado y de sus instituciones, así como el de las organizaciones de la sociedad civil, es facilitar y respaldar esos procesos.

Ximena Romero – Coordinadora de la RLG
Christel Wasiek – Asesora de la RLG

Julio de 2011