Envejecimiento y vejez: desafĂ­os para la convivencia intergeneracional en Uruguay

Miércoles, 25 de Enero de 2017

Canal: Envejecimiento y vejez

Mariana Paredes*

Como nunca antes, asistimos en el mundo a una convivencia intergeneracional inédita. Pueden llegar a convivir cuatro y hasta cinco generaciones en el ámbito familiar, pero no solo allí; distintas generaciones se encuentran en los espacios públicos. Entre ellas, hay que dividir el gasto público y distribuir los beneficios de las políticas sociales.

Uruguay es el país más envejecido de América Latina y seguirá liderando esta posición en el continente por un par de décadas. Actualmente nos encontramos entre los 50 países del mundo con mayor proporción de personas mayores1 lo que se traduce en una mayor supervivencia hasta edades longevas. Cada vez nacen menos uruguayos pero una vez nacidos tenemos por vivir 77 años en promedio, y a medida que vamos sobreviviendo ganamos más probabilidad de que nuestra vida se extienda. Una vez que llegamos a los 60 lo que nos separa de la muerte es el mismo período que cuando llegamos a la vida hasta cumplir los 20 años. En un caso ya vivimos la vida, en el otro nos queda todo por vivir.

El envejecimiento poblacional ha sido visualizado muchas veces como un obstáculo para el crecimiento y el dinamismo económico en tanto se visualiza a las personas mayores como "carga" que tienen que sostener los que están en edad de trabajar. Es así que la preocupación por el "costo" de las jubilaciones y pensiones se expande a nivel de opinión y agenda pública. Y desde los organismos internacionales llegan recomendaciones para lograr "un incremento sostenido del producto aún en un contexto de envejecimiento"2

Es conveniente pensar que el "costo" que suponen los viejos hoy, constituye la contrapartida de lo que aportaron cuando eran jóvenes. Y no es la disputa desde la mirada transversal (viejos vs. niños, jóvenes vs. adultos) la que colabora a la perspectiva a largo plazo: los niños de hoy serán viejos mañana, los viejos de hoy también fueron jóvenes ayer y aportaron para que otros pudieran vivir su vejez.

Al mismo tiempo, Uruguay ha sido este año, el primer país en firmar un compromiso vinculante a nivel internacional acerca de la protección de derechos de las personas mayores: la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores en el ámbito panamericano. La firma de esta convención implica que el país se compromete a garantizar, promover y proteger derechos políticos, civiles, económicos, sociales y culturales de las personas mayores.3

Diciembre es un mes que se presta para pensar cuántos y cómo seremos en las fiestas findeañeras. ¿Qué demanda un niño de 3 años y una persona de 80? ¿Cuánta conexión pueden tener entre sí? ¿Cuántas generaciones hay en el medio sosteniendo los cuidados que requieren los extremos de la vida? ¿Queremos de igual manera a nuestros mayores que a nuestros niños?

Estas preguntas generan ambigüedades a nivel político y macro social (donde gran parte del poder está ocupado por personas mayores); también las genera a nivel de las familias donde el hilo que separa el afecto del maltrato, la dependencia del respeto y la autonomía individual del abuso es muchas veces fino, rompe fronteras y desafía la convivencia intergeneracional.

¿De qué manera enfrentamos los uruguayos la vejez? ¿Quién quiere ser viejo en un mundo plagado de imágenes antiarrugas, tintas que ocultan canas o productos que agregan pelo?

Aceptar la vejez a nivel personal es ya de por sí un desafío extremadamente complejo y requiere de mucha fortaleza física y mental. Nos enfrentamos a una trayectoria de vida -probablemente ya transitada y varias veces revisitada- para asumir, además, un hecho que caracteriza a los seres humanos del resto de los seres vivos: sabemos que nos vamos a morir.

Aceptar a los viejos en la vida cotidiana desafía la capacidad de tolerancia, sabiduría y convivencia, tanto en los espacios públicos como en las dinámicas familiares.

Aceptar el envejecimiento de la población también es tarea de todos los uruguayos. Es a través de la historia política, social y económica del país que nos hemos convertido en una sociedad envejecida. La buena noticia: es altamente probable que todos vivamos más tiempo. El gran desafío: tenemos que aprender a convivir con la vejez, la propia, la ajena, la de todos. Es un buen momento del año para preguntarse si lo estamos logrando.

*Mariana Paredes es Socióloga y Demógrafa. Doctora por la Universidad Autónoma de Barcelona. Profesora Adj. del Programa de Población (Facultad de Ciencias Sociales) y Co-coordinadora del Centro Interdisciplinario de Envejecimiento (CIEn-Espacio Interdisciplinario)

(1) World Populationa Ageing, 2015. DESA. Naciones Unidas. Nueva York.
(2) Cambios demográficos y desafíos económicos y sociales en el Uruguay del S. XXI, 2016. CEPAL, BANCO MUNDIAL.
(3) Convención Interamericana sobre la Protección de Derechos de las Personas Mayores. OEA. Junio, 2015. Uruguay aprobó esta Convención en agosto de 2016 y fue el primer país en depositar oficialmente su ratificación el 21 de noviembre.

Fuente: Montevideo Portal - 29/12/2016.
http://columnistas.montevideo.com.uy/uc_302548_1.html