Consejos para sobrellevar el conflicto

Los padres no deben cargar con la enemistad de los hijos

Viernes, 02 de Junio de 2006

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EL MERCURIO
Chile, 22.05.2006
MARÍA PAZ CARVAJAL

Las buenas relaciones familiares son un pilar básico en el bienestar de los mayores. Estudio muestra que uno de cinco siente estos lazos deficientes

El Día de la Madre estuvo lejos de ser grato para María Sofía Leiva (80): hace 5 años que sus dos hijos no se hablan y fue un drama decidir con quién salir a almorzar ese domingo.

"Las fechas especiales me angustian, porque si uno te invita primero, el otro se indigna. Además, tengo que cuidarme de no hablar con un hijo respecto de la familia del otro, porque te ponen mala cara o no te responden. Y, para colmo, tengo que disimular como si no me afectara. ¿Sabes?, a veces me gustaría no estar más".

Si bien en culturas como la chilena, la familia sigue siendo un importante refugio, realidades como la de Sofía no son una excepción.

Aunque no hay cifras que grafiquen el drama, un estudio cualitativo que está realizando la socióloga y docente de la Universidad Católica Carmen Barros -y que analizó la situación de 340 adultos mayores de todo Chile- observó que el 22% considera sus relaciones familiares como deficientes (peleas, problemas de convivencia, etc.), mientras que 25% las califica de regulares. El resto, las estima buenas.

Otros estudios previos de la investigadora también han confirmado que, para la gente mayor, mantener buenas relaciones afectivas y familiares está dentro de las tres variables que más influyen en su bienestar sicosocial (junto con la percepción de salud y el ingreso).

De ahí que ser testigo de las disputas entre hijos es de las cosas que causan más dolor en la vejez.

"Es complejo encontrarse con las lealtades divididas y frustra ver que los hijos, que uno crió con todo el cariño, no son felices. Además, sienten que una vez que ellos mueran, la familia se disolverá", precisa la sicogeriatra Susana González.

Huellas de la infancia

Detrás de estos conflictos, muchas veces se arrastran desavenencias de la infancia.

En muchas familias se vive la parábola del Hijo Pródigo, donde al hijo percibido como débil se le ha otorgado más atención y/o recursos.

Por otra parte, "el ser humano nunca supera del todo esa conflictiva propia de la infancia de ser el que reciba el mayor cariño de los padres. Y son huellas que pueden interferir con la madurez de la adultez", agrega el siquiatra sicoanalista y docente de la Universidad del Desarrollo, Horacio Maltrain.

Los especialistas ven en la práctica que la mayoría de los mayores no reconocen su cuota de responsabilidad en el conflicto.

A juicio del siquiatra, hacerse la pregunta "¿en qué colaboré yo para que esto pasara, para fomentar la rivalidad?' y trabajar en el tema de reconocer errores es sólo indicado "cuando estas situaciones familiares le crean a la persona mayor un nivel de culpa importante o cuando ésta quiere hacer una revisión en su vida porque desea prepararse para morir en paz. De lo contrario, remover el pasado puede angustiarlos mucho".

Y en caso de que se llegue a admitir ante los hijos los errores cometidos, siempre hay que dar el paso de perdonarse y dejar que ellos solucionen su problema.

Por lo demás, cuando los hermanos llevan años peleando, "ya es un conflicto que se adultizó, donde se han dicho y hecho muchas cosas que no tienen que ver con la infancia. Y la resolución no pasa por la intervención del papá", aclara la siquiatra Susana González.

El consejo para los padres, agrega, es sacarse un poco la carga de que uno es el responsable de toda la vida del hijo. Hay muchos factores, además de la crianza y los padres, que inciden en la forma de ser de los hijos o en una fraternidad menos unida.

Los hijos adultos debieran ser capaces "de hacerse responsables de sí mismos y de sus conductas. Los padres pueden dar un modelo, pero cada uno sabrá cómo lo usa en la vida", añade Maltrain.

Por supuesto, que tampoco hay que tomar partido por ninguna de las partes y tratar de no ser uno el generador de problemas entre los hijos cuando éstos ya son grandes. Esto, generalmente, ocurre a raíz del tema de los cuidados de los padres, cuando se van haciendo menos autovalentes. "Ojalá que los padres, a medida que necesitan ayuda, no le carguen la mano a un solo hijo, para que no se perciba como injusto y que sean agradecidos y afectuosos con todos", dice Susana González.

Típico es el caso del hijo que vive en otro país y se roba el cariño del viejo cuando lo visita cada dos años, mientras que la hija que está ahí todos los días nunca se ha ganado un "te quiero, gracias por tu ayuda".

Finalmente, cuando la distancia entre hijos es irremontable, opina Horacio Maltrain, hay que tratar de centrarse en lo bueno que tuvo la vida y no atormentarse con lo que sienten que hicieron mal, pues eso sólo sirve para sufrir. "El solo hecho de haberles dado vida a sus hijos es motivo de gratitud".

Tarea para los hermanos

Las personas suelen ver a sus padres más jóvenes de lo que son. Es importante entender que llegada cierta edad, su labilidad emocional ya no les permite tolerar bien los conflictos. Los hijos, entonces, debieran poner un filtro y no traspasarles todas las peleas entre hermanos; menos pedirles que tomen partido. Asimismo, el siquiatra Horacio Maltrain explica que cada hermano guarda una imagen distinta del padre en su mente. Conocer estas subjetividades y, de paso, la historia de los padres, ayuda a comprender muchas actitudes y decisiones tomadas en la vida.

Ojo, que hay casos en que los padres, por su forma de ser, tienden a "sembrar cizaña", y hay que tratar de no enganchar con "cahuines”.

MODELO

SI LOS HIJOS tienen en su mente una pareja de padres en discordia, tenderán a las relaciones conflictivas (incluso entre hermanos), dice Horacio Maltrain.