Los carismas de los mayores y la transmisión de la fe

Miércoles, 02 de Agosto de 2006

Canal: Envejecimiento y vejez


+Juan Luis Ysern de Arce
Obispo Emérito de Ancud, Presidente de Caritas Chile

El Apóstol y Evangelista S. Juan se nos presenta al anunciar el Mensaje Evangélico como el testigo que da testimonio de lo que ha visto: "Lo que existía desde el principio, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos  acerca de la Palabra de vida ... Os lo anunciamos para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo". (1 Jn. 1, 1. 4).

Lo que Juan ha visto y palpado "acerca de la Palabra de vida" es "misterio" que no se ve, pero Juan nos aclara que "la Vida se manifestó y nosotros la hemos visto y damos testimonio" (1 Jn. 1. 2). El misterio se ha hecho visible en Jesucristo. Ha visto la manifestación y ha acogido el Misterio.

Además Juan expresa su anuncio invitándonos a acoger su mensaje y así vivamos en la comunión entre nosotros con el Padre y su Hijo Jesucristo y seamos felices.

Este anuncio del Misterio es auténtica comunicación. Es comunicación realizada como camino para la comunión. Comunicación realizada por el testigo que ha experimentado el Misterio. Testigo que tiene experiencia de Dios.

Loa abuelos y los miembros mayores que viven en la familia, en la medida que están abiertos a Dios y tienen experiencia de Dios, son testigos excepcionales para el anuncio del Mensaje. Aporte muy valioso para que cada familia sea comunidad que vive la comunión entre sus miembros y con Dios. Auténtica escuela de comunión.

Los ancianos que han mantenido durante su vida la fidelidad al Señor pueden dar testimonio de su experiencia de Dios en cada etapa de su vida. Ellos pueden decir cómo han palpado y visto al Dios de la vida. Cómo han visto al Señor resucitado.

Y si es que, por el contrario, han vivido alejados de Dios, al abrir de nuevo su corazón al Señor, pueden proclamar lo grande, bueno y misericordioso que es. Pueden gritar: "No tengáis miedo del Señor. Mirad qué bueno es que incluso a mí mismo me ha perdonado, a pesar de haber estado alejado de Él". Es el Dios que conoce y quiere a todos, llamando a cada uno por su nombre.

El anciano que por su experiencia hace ver el desatino que significa estar lejos de Dios, caminando por los caminos del egoísmo, hace ver que el que pone su mirada solamente en sus intereses, al final queda encerrado en su soledad. No sabe querer a nadie, ni nadie le quiere. El anciano, mejor que nadie puede expresar la frustración  a la que conduce este camino, porque estamos hechos para la comunión, porque estamos hechos a imagen de Dios  que es Amor.

El abuelo hace ver el sentido de proceso que ha de seguir cada persona en su identificación con Cristo para obtener su realización plena. Para alcanzar el desarrollo de su propia identidad y llegue a ser quien tiene que ser.

El abuelo puede advertir, por su propia experiencia, que este proceso de desarrollo de la propia identidad lleva consigo el tener la mirada puesta en el otro. Es el encuentro de la identidad con la alteridad el que hace llegar a la comunidad. Es vivir continuamente la comunicación como camino para la comunión.

En estos momentos de cambio de época se produce un desafío muy importante, pero que si lo sabemos enfocar como corresponde es fascinante.

Los mayores somos exponentes de una cultura que está terminando o que ya ha terminado, y para producir el encuentro hemos de dialogar con los jóvenes y niños insertos en la cultura nueva emergente.

No podemos juzgar la cultura nueva con las categorías de la cultura ya pasada. Tenemos que juzgar lo nuevo desde la fe, aunque por otra parte, la fe la tenemos inculturada.

Para el servicio que nos corresponde realizar hemos de escuchar a los jóvenes. Es decir, tenemos que aprender. Esto mismo corresponde al testimonio que hemos de dar. Hemos de ser expertos en escuchar y en aprender en todo momento. Este enseñar a aprender es una enseñanza clave, y es parte del testimonio que hemos de entregar.

Esto nos hace contemplativos del Dios siempre presente, y siempre palabra, que nos convoca a la participación en su Reino, haciéndonos partícipes de su vida. De este modo podemos y debemos ejercer los carismas que nos corresponden como:

La gratuidad y expresar con nuestra actitud de entrega que solamente conseguimos realizarnos actuando a imagen de Dios que es Amor.

La memoria, haciendo ver con el recuerdo de los éxitos y fracasos de nuestro camino la necesidad de vivir con sentido. Se necesita escuchar a los jóvenes y buscar con ellos los valores del Reino en el mundo nuevo que está naciendo.

La experiencia. Cuando se repite que ante las tecnologías del presente nada sirve la experiencia del pasado, podemos hacer ver que las actitudes de solidaridad o egoísmo están tan presentes en la persona humana como en el pasado. La experiencia de servicio, de amor al prójimo, de austeridad, etc., no pueden perder actualidad.

La interdependencia. No estamos hechos para la soledad. El camino del amor es el camino del encuentro con el otro. Ninguna persona carece de sentido en el plan de Dios y aunque esté privada de sentidos y sea del todo dependiente, en ella esta el Señor acogiendo en forma personal lo que a esa persona se hace.

Una visión más completa de la vida. Por ello pueden dar testimonio como San Juan, haciendo ver al Dios presente en la vida y que no deja de llamarnos.

Pudiera suceder que lleguemos a una situación que nos haga del todo dependientes, incluso, privados de conocimiento. Pero el Señor permanecerá allí  diciendo a cada uno de los que nos atiendan: "¡Qué suerte para ti si ellos no pueden responderte! Pues tu recompensa la recibirás en la resurrección de los justos" (Lc. 14, 13 – 14).

Juan Luis Ysern de Arce
Presidente de Cáritas Chile


Síntesis Ponencia presentada en:
Congreso de Mayores
V Encuentro Mundial de Familias
Valencia, Julio 2006.