Adultos mayores en situación de calle

Lunes, 10 de Septiembre de 2007

Canal: Envejecimiento y vejez

Lic. David Zolotow
Trabajo presentado en
XI Congreso Argentino de Gerontología Y Geriatría
"Para envejecer con salud, dignidad y justicia social"
30 de agosto al 2 de septiembre de 2007
Mar del Plata, Argentina



 Introducción

Una de las situaciones que se observan cada vez más en las grandes ciudades latinoamericanas es a personas mayores, viviendo en las calles y pernoctando muchas veces en espacios públicos y otros sitios donde encuentren cierta comodidad y abrigo sobre todo en épocas invernales.

En la ciudad de Buenos Aires, el municipio tiene a su cargo, varios refugios nocturnos para la población sin techo, brindan una cena, posibilidad de higienizarse y bañarse y a la mañana siguiente se retiran muy temprano y si desean pasar otro día, deben repetir siempre la misma rutina, realizar la correspondiente cola para asegurarse un sitio

Este trabajo que forma  parte de las actividades desplegadas en el seminario Trabajo Social y Tercera Edad, que se dicta en la UBA  en la Carrera de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Sociales[1].
Es  una primera aproximación a la temática  de   Adultos Mayores en situación de calle.  El   análisis se centra en el significado que adquiere para estas personas la falta de un hogar. Comprendiendo por tal al espacio en el cual puedan desarrollar un mundo de relaciones, en el que encuentren un lugar de pertenencia y un sentido a su existencia.  Al mismo tiempo conocer  su perspectiva  acerca del lugar que la sociedad les asigna.
Se trata del inicio de una investigación de carácter exploratorio, cuya indagación permitirá un abordaje cualitativo.

 Sobre   el tema de envejecimiento , vejeces y vulnerabilidad que forma parte de la búsqueda bibliográfica del estudio , existe amplio y variado material,   la información especifica sobre  Adultos Mayores en situación de calle,   está   poco desarrollada.

El propósito en estos momentos  es presentar los primeros avances a partir de      experiencias vividas en un comedor perteneciente a una Parroquia, con personas que se encuentran en esta situación. Se realizaron entrevistas   y se compartieron almuerzos   con un grupo de veinte hombres entre 60 y 80 años que se encuentran viviendo en la calle y que duermen en un Parador del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en Parque Patricios. Esta experiencia permitió acercarnos al significado que adquiere estar en situación de calle para estos Adultos Mayores. También fue posible conocer diferentes aspectos de sus historias y la forma en que transitan su vejez.

¿Qué significa hoy ser viejo?

    ¿Qué significa hoy ser viejo en una sociedad donde prevalecen valores regidos por lo nuevo, lo inmediato y descartable?  Están los mayores en condiciones de afrontar este mundo cambiante, cuales son las opiniones de este grupo tan particular.
Uno de ellos expresa  "una palabra síntesis: ya fuimos"[2].

Uno de los elementos que puede causar mayor angustia en este periodo es la "reducción de un horizonte de futuro, (sentir que) ya no se tiene todo el tiempo por delante".[3]
Siguiendo el análisis desarrollado por Krassoievitch,  los aspectos bio-psico-sociales pueden representar una amenaza, resultado de la espera angustiosa de tres tipos de hechos: Pérdida (de cualquier índole), Ataque (resultante de cualquier agresión externa) y Restricción (resultante de cualquier fuerza externa que pueda limitar la satisfacción de deseos e impulsos)[4].
La temática de la pérdida es la manifestada en forma casi generalizada por los entrevistados.  En esta etapa de la vida las pérdidas que se sufren son múltiples: pérdida del rol laboral, de la pareja, de relaciones sociales, etc. "En este mundo de pérdidas la persona anciana tiene que continuar adelante con sus habilidades y recursos seriamente disminuidos, en un clima de creciente incertidumbre e impredictibildad"[5]  En el caso de los Adultos Mayores en situación de calle, a estas pérdidas propias de la vejez, se le suma la vulnerabilidad que atraviesa su situación particular.
No todos llegan a alcanzar  la Integridad en términos de   Erickson[6],  la mayoría se ubica en la  Desesperación.
 
Quienes no consumen, ni tienen para ofrecer  "bienes",  pasan a no ser nadie socialmente, lo cual conlleva a una pérdida de la identidad social. En relación a esto, uno de los entrevistados manifiesta: "…esta estupidez que inventó el capitalismo inhumano (…) es que tenés que tener y  si no tenés, ¿qué sos?".
 Otro  expresó   "somos ciudadanos de tercera". En la charla otro de los viejos agrega: "Nos abandonaron porque no supieron ni usarnos gratis (…) Se llegó esto, 25 años, ingeniero y con experiencia, es un hipócrita, una porquería. Porque a los 25 años se recibió, dentro de 20 años va a tener experiencia y a los 45 años ¿es viejo? No es viejo, son mentiras. Acá nos rompieron el alma...".
Todos manifestaron la discriminación que sufren por encontrarse en situación de calle y la angustia que les genera sentir que no sirven para nada ni para nadie: "Yo molesto, como si no sirviera para nada. Te discriminan permanentemente." Otro de los entrevistados agrega: "Nosotros necesitamos tener algo (en relación a una actividad), ser alguien. Porque el no hacer nada no se te pasa más el tiempo. No somos nadie. Yo por ejemplo no soy nadie. Salgo de acá y me voy al hospital. ¿Qué soy? ¿Qué hago? Un cero a la izquierda".
También se expresaron en torno al lugar que les da la sociedad y cómo se sienten ante las respuestas brindadas desde el Estado. Uno de los hombres repitió durante la entrevista en varias oportunidades que "siempre nos discriminan permanentemente (…) uno hace las cosas normales y parece que molesta". Otro interrumpe y dice: "la gente en la calle nos mira, nos ve en la calle con semejantes bolsos y muchos vienen por la misma vereda y se corren y no les gusta (…) nos miran con una desconfianza como si lleváramos dos o tres armas (…) pedís una moneda o un cigarrillo y nos miran como si fuéramos sapos de otro pozo".

Ante esta situación manifiestan que desde el Estado sólo se ofrecen respuestas que continúan reproduciendo esta situación, en las cuales no se tienen en cuenta qué es lo que necesitan y sienten estos viejos: "Todos nos sentimos mal. Lo único que podemos conseguir nosotros son paradores porque en la Municipalidad también te ponen trabas, te ponen todos los peros para que vos sigas en la calle, no te dan lugar...".
En este punto también hicieron referencia a la dificultad para ingresar a un Hogar de Ancianos, si bien no quisieron profundizar en el tema, sólo  manifestaron que no les disgustaría acceder a esta posibilidad. Pero la mayoría de los viejos manifestó estar esperando que les "salga" la jubilación o la posibilidad de encontrar un trabajo para organizar una alternativa a su situación actual. Esto nos hace pensar en que se consideran personas útiles, con una "capacidad funcional" para organizar y llevar adelante su vida cotidiana. Lo cual, a su vez, debería replantear el lugar asignado a los viejos por nuestra sociedad.

¿Qué sienten estos viejos, que en un momento de sus vidas accedieron a un trabajo y a las seguridades garantizadas a través del mismo? ¿Qué sienten al no tener un "lugar" que otorgue un significado y llene de sentido su existencia? ¿Qué significa vivir en la calle para estos Adultos Mayores?
En palabras de uno de ellos: "Acá hay gente que está en la calle y la gente que vive en su casa dice: "está durmiendo". Y yo le digo: "Hermano, ¿cómo está durmiendo? Está tirado en la calle". El que está tirado en la calle no está durmiendo un carajo, está tirado en la calle. El dolor es personal e intransferible. Lo que me duele es mío".


 Yo conozco muchas casas, pero pocos hogares…

 Al  preguntar  si   habían vivido en una casa alguna vez, recibimos una respuesta muy interesante: "Yo conozco muchas casas, pero pocos hogares".
Esto nos permite realizar una diferenciación entre la expresión "sin techo", lo cual puede implicar un lugar físico para el resguardo personal y la expresión "sin hogar", la cual es mucho más amplia. Un hogar puede definirse como un espacio físico en el que se reside, pero que a su vez es generador de relaciones humanas: familiares, sociales y profesionales.[7]  Por lo tanto, no tener un hogar implica mucho más que no poseer un techo y una cama para dormir.
Siguiendo la definición que propone Cabrera, las personas sin hogar son: "aquellas que no pueden acceder o conservar un alojamiento adecuado, adaptado a su situación personal, permanente y que proporcione un marco estable de convivencia, ya sea por razones económicas u otras barreras sociales, o bien porque presentan dificultades personales para llevar una vida autónoma"[8].

 Resulta interesante reflexionar sobre la distinción que hace uno de los entrevistados entre quienes "son" de la calle y quienes "están" en la calle, lo cual nos permite inferir sobre la forma en que va construyendo su identidad: "Hay gente que está en la calle y otros que son de la calle. Yo estoy lamentablemente en la calle por las circunstancias. Pero hay gente que le gusta estar en la calle".  Ante esta afirmación pedimos que profundizaran qué significa para ellos esta distinción y nos respondieron lo siguiente: "Nosotros tratamos de salir, hay otros que van al parador y son de la calle, no se bañan nada. Ellos quieren ser así, les gusta estar así". Uno de los hombres que había permanecido callado hasta el momento, pero muy atento a lo que se decía, agrega el siguiente comentario en relación a quienes "son" de la calle: "Les gusta chupar, jugar a la quiniela. Hay que tener conducta. Yo tengo 79 años, 6 meses y cinco días y he aportado 30 años".

En este punto queremos resaltar la forma en que van construyendo una identidad en relación a un Otro, intentando diferenciarse de las características hegemónicas atribuidas a quienes se encuentran en situación de calle (vagancia, alcoholismo, etc.). Si bien todos están en la misma situación, viviendo en la calle, podemos observar cómo se construye una totalidad a partir de una diferencia, hay un intento por posicionarse en un lugar distinto y marcar lo que los separa ("Nosotros tratamos de salir…").

La Organización de lo cotidiano 

 Tienen posibilidades los adultos mayores en situación de calle de elegir la forma en que organizan su vida cotidiana.  A partir de lo expresado en las entrevistas deben estructurar sus vidas teniendo en cuenta los horarios determinados por las instituciones que les brindan un recurso.

Otro factor que incide en la organización de su vida diaria es el estado de su salud, y las dificultades que poseen para acceder a una atención sanitaria adecuada.      Lo primero, se ve reflejado en distintos comentarios de los entrevistados: "A las 7 salimos del parador y entramos a las 19 (...) Acá entramos 7.30, (haciendo referencia al comedor) desayunamos de vuelta y estamos acá. Miramos televisión, jugamos a las cartas, leen, algunos duermen". Otro agrega: "ahora que voy a hacer yo cuando salga de almorzar (...) Cuando yo salga de almorzar de acá, cazo mi mochila y me voy a pegar una siesta por ahí, al Hospital Garraham. Pido agua, me tomo unos mates y me quedo dormido un rato. Dos horas y después me vengo de vuelta para acá." Teniendo en cuenta la rigidez de los horarios establecidos desde el parador y alta demanda que existe hacia esta institución otro de los entrevistados plantea: "No te dan mucho tiempo, porque a las tres de la tarde ya tenés que hacer la cola." 

También podemos observar cómo la organización de la rutina gira en torno a la preocupación que implica para ellos el cuidado de su salud y la posibilidad de acceder de manera inmediata a un tratamiento ante cualquier emergencia, esto queda manifiesto de la siguiente manera: "¿Por qué estoy acá? Estoy en el parador porque estoy cerca del Hospital, vengo acá estoy cerca del Hospital. Cuando salgo de acá me voy al Hospital, me siento ahí hasta la hora de venir al parador. Porque si a mi me agarra esto que ya es crónico, las várices esofágicas, y empiezo a perder sangre, ya estoy en el Hospital."
A partir de los relatos  se observa que las posibilidades de elegir la forma en que llevan su día a día son muy limitadas. No hay alternativas que rompan con la rutina "comedor-parador-calle-parador", quedando así excluidos de toda oportunidad de sentirse útiles, de ser "alguien". "Yo así me aburro. No vamos a estar robando ni nada de eso, no es nuestra manera de ser." "Qué soy? ¿Qué hago? Un cero a la izquierda" "Yo molesto, como si no sirviera para nada".

Teniendo en cuenta el lugar central que ocupa el Parador ¿Qué significa para ellos dormir allí? Como plantea Cabrera, las instituciones destinadas a la atención de esta problemática llevan la impronta de las instituciones totales y se organizan de una forma semejante.
 
Se ofrece una única habitación colectiva y masiva: "Nosotros somos un número. Yo soy el número 40, es el que tengo en la cama". Otro ríe y le contesta: "Vos no sos un número, sos un número para ellos". En relación a esto agregan: "Lo que pasa es que si uno falta, te cambian de cama y vos qué sabés quien estuvo en la otra cama. El que va todos los días no"

Manifiestan la existencia de un trato despersonalizado y poco contenedor: "Acá no se pregunta si vos te sentís mal. Acá si te estás mal, no se te pregunta qué te pasa (…) Acá en el parador si pedís una aspirina no hay, pedís para el dolor de muelas no hay, pedís una gasa, no hay".

En los recursos ofrecidos prevalece una visión sesgada del problema y una postura tendiente al orden y control: "Eso es una Devoto ( carcel) chica. Es una cárcel con libertad. ¿O no? Estamos custodiados por la policía cuando entramos, estamos custodiados adentro por la policía. Gente de seguridad. Eso no es nada. Gente de seguridad a las 6:15 de la mañana, "vamo arriba", no grititos chiquititos, "vamo arriba" a los gritos limpios. Eso es una cárcel sin rejas."

 Se continua  reproduciendo la situación de calle, sin contemplar, en estos casos, las particularidades y características del envejecimiento. También se ven limitadas las posibilidades de concretar una alternativa a esta situación. A pesar de esto, pudieron expresarse proyectos diferentes arraigados principalmente, al trabajo y a la jubilación.

Con respecto al trabajo, muchos expresaron sus deseos por conseguir un trabajo y construir un proyecto diferente a su actual situación de calle: "Yo fui a una empresa hace 15 días (…) hay posibilidades de que salga una obra en Río Negro. Yo por lo menos tengo  posibilidades, pero hasta que no lo vea no lo creo."

Por otro lado, hay quienes esperan una retribución de sus aportes, es decir, que les den lo que les corresponde: "Tengo 18 años de aportes en impositivas mas 8 años de aportes personales. Estoy esperando los 65 años para cobrar la jubilación. Tengo 63. Me dijeron que podía cobrar a los 60, pero prefiero esperar a los 65 y cobrar lo que me corresponde. En su momento eran buenos aportes. Teóricamente debería ser una jubilación como para vivir normalmente. Nada de andar pidiendo comida, ni de andar pidiendo una cama. Estoy esperando eso, por eso estoy donde estoy, no tengo una entrada para nada."

A partir de lo desarrollado en este último apartado, podemos resumir afirmando que se ofrece una respuesta a la emergencia que no contempla los significados de la ancianidad y no permiten proyectar una posibilidad superadora de lo mero asistencial.

Primeras Conclusiones

La vejez es atravesada por diferentes conflictos inherentes a esa etapa del ciclo vital. Algunos mayores  se ven expuestos a múltiples pérdidas en numerosas áreas de su vida, en una proporción desconocida hasta el momento, por lo tanto, es necesario que puedan dar una resignificación a su existencia.

Poder encontrarle un significado diferente a la vida, como así también sentir que es posible dejar algo que nos trascienda, se ve limitado cuando un viejo debe afrontar diariamente su supervivencia y no cuenta con redes de contención adecuadas.

Centrándonos en los Adultos Mayores en situación de calle, se considera  que los recursos ofrecidos desde los Paradores para esta población no se corresponden con sus necesidades ni contemplan las significaciones del envejecimiento.
Es necesario desarrollar   respuestas que se centren en los intereses y potencialidades de los viejos, dejando de lado la concepción de que lo viejo no sirve o está enfermo y revalorizando sus experiencias y aportes a la vida productiva. Es importante poder brindar un espacio de contención que permita afrontar las angustias propias de la vejez.
Pensar al sujeto que se encuentra en situación de calle,  en términos situacionales y de proceso, en un contexto socio-histórico , lo cual no implica caer en un determinismo; y al mismo tiempo poder contemplar su historia y particularidad.

 Como profesionales y estudiantes, poder sistematizar y compartir nuestras experiencias e inquietudes,  es comenzar a ofrecer respuestas que se centren en las necesidades y posibilidades de los Adultos Mayores en situación de calle en  forma digna y adecuada.

Muchas gracias.
Prof. David Zolotow


Bibliografía

ALLIDIERE, Noemí: "Fundamentos de Psicología". Artes Graficas Negri. Buenos Aires. 1998.
CABRERA, Pedro José: "Personas Sin Techo: Situación actual, perspectivas de futuro y características de sus necesidades de alojamiento". Jornada de debate sobre La exclusión social y el alojamiento: Diagnóstico, prácticas y alternativas". Granada. 8 y 9 de Marzo de 2001.
ERIKSON, Eric: "El ciclo vital completado". Editorial Paidos. Buenos Aires.  1997
GARCIA FUSTER, Enrique: "El apoyo social en la intervención comunitaria". Paidos  2002
KRASSOIEVITCH, Miguel: "Psicoterapia Geriátrica". Fondo de Cultura Económica.  1998.
WORTMAN, Susana: "Aspectos psicológicos del envejecimiento". Artículo publicado en: www.gerontologia.org  (2006)
ZAREBSKI, Graciela: "Hacia un buen envejecer". EMECE. 1999. 
ZOLOTOW, David  " Los devenires de la ancianidad" Lumen-Hvmanitas. 2002

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[1] Seminario Trabajo Social y Tercera Edad. Docente titular Lic. David Zolotow, estudiantes Ana Butler, Maria Laura Frattini.  Primer cuatrimestre 2007.
[2] En palabras de uno de los entrevistados.
[3] WORTMAN, Susana: "Aspectos psicológicos del envejecimiento". Artículo publicado en: www.gerontologia.org
[4] KRASSOIEVITCH, Miguel. Op. Cit
[5] GARCIA FUSTER, Enrique: "El apoyo social en la intervención comunitaria". Cáp. IV: "Tercera Edad, Grupos y Programas de Apoyo". Pág. 139. Sin más datos.
[6] ERIKSON, Eric: "El ciclo vital completado". Editorial Paidos. Buenos Aires.
[7] CABRERA, Pedro José: "Personas Sin Techo: Situación actual, perspectivas de futuro y características de sus necesidades de alojamiento". Jornada de debate sobre La exclusión social y el alojamiento: Diagnóstico, prácticas y alternativas". Granada. 8 y 9 de Marzo de 2001.
[8] Íbid. Pág. 3