El envejecimiento de la población, el aumento de la esperanza de vida, la disminución de la tasa de natalidad y con ello de la población económicamente activa, están constituyéndose poco a poco en una realidad que demanda reflexionar sobre la forma en que se estructuran nuestras sociedades, sus oportunidades y sus problemas desde una óptica por completo nueva en la historia de la humanidad. Muchos asemejan este fenómeno del envejecimiento con el de la globalización en tanto sus implicancias en materia de desarrollo son y serán de gran impacto.
En Chile es urgente apurar los procesos de adecuación para que el envejecimiento sea una oportunidad y no un problema, desde ahí es muy interesante empezar a discutir potenciales soluciones en materia de salud, educación, trabajo y previsión, entre otros. Sin embargo, parece que el acierto en la reflexión está dado por análisis más integrales en la materia, que permitan incorporar la mirada de todo el ciclo vital al momento de sugerir medidas que pueden ser oportunas en sociedades con mayor desarrollo y equidad, pero muy perjudiciales en sociedades como la nuestra.
Me refiero a la idea de aumentar la edad de la mujer para jubilar en cinco años, y es por esto que convoco a las autoridades actuales a revisar los datos, cifras y diagnósticos que llevaron a desechar la medida hace tan sólo cuatro años en el marco de la Comisión de la Reforma Previsional, porque una medida como ésta, lejos de mejorar mayoritariamente la situación de la mujer en Chile, venía a consolidar una brutal inequidad de género a lo largo de la vida, en cuanto a acceso a la educación y nivel de calificación, acceso al trabajo y en materia de ingresos, principalmente de mujeres mayores que se supone serían las primeras en aumentar su edad para jubilar.
Me parece que los esfuerzos y energías debiesen orientarse a equiparar las oportunidades de hombres y mujeres a lo largo de la vida y luego sin ningún problema equiparamos la edad de jubilar, definir políticas e implementar acciones que permitan que una mujer pueda acceder al trabajo y mantenerse en él con el paso de los años y favorecer que el mercado no expulse a sus trabajadores por edad. Hay muchos chilenos y chilenas que jubilan antes no por opción, sino porque la cesantía los obligó incluso antes de los 60 años.
Paula Forttes Valdivia
Ex directora del Senama
Fuente: La Nación. 19/4/2010
http://www.lanacion.cl/edad-de-la-poblacion/noticias/2010-04-18/210013.html