Uno de los retos más importantes del envejecimiento de la población que deberá abordar la Administración es la situación de las mujeres, porque este proceso es "eminentemente femenino", según sostienen los Indicadores de Juventud 2009. Son las mujeres las que se adentran en la llamada cuarta edad, más de 80 años, "solas, sin sus compañeros varones". A partir de esa edad es "frecuente" las situaciones de dependencia y pérdida de autonomía personal, por enfermedad crónica o discapacidad. Pero, a su vez, son las mujeres las que se hacen cargo de los familiares dependientes, un modelo que, no obstante, "está entrando en crisis, tanto por el propio envejecimiento de la población, como por los cambios en estructuras familiares". Pero es que el progresivo aumento de la esperanza de vida y la incorporación de nuevas generaciones a la cohorte de ancianas va a hacer "que la soledad femenina en la vejez continúe creciendo".
Es por eso que, desde el Observatorio Vasco de la Juventud, ven la necesidad de que las administraciones hagan "un mayor esfuerzo" para satisfacer las necesidades "residenciales, socioculturales y de salud" de un colectivo que sobrevive "en condiciones de pobreza material y aislamiento".
No se cortan desde la institución a la hora de hablar de una "pobreza encubierta" a la que "no se suele prestar atención". A la "pobreza material", causada por bajos ingresos y precarias condiciones de habitabilidad, se añade "la desfiliación social en la que tienden a sobrevivir las ancianas solas".
Fuente: Noticias de Gipuzkoa – 29/06/2010