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María Julieta Oddone “Hay que pasar a políticas del envejecimiento que favorezcan una vejez con buena salud”

Lunes, 19 de Diciembre de 2011
Recortes de prensa

Rosario (Argentina) fue sede de las jornadas “Los desafíos del trabajo con adultos mayores” durante el 3 y el 4 de noviembre (2011) en la sede de Gobierno de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). La socióloga María Julieta Oddone, quien se desempeña en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), estuvo a cargo de la conferencia “La construcción de la diversidad en el curso de la vida”.

¿Cuál fue la importancia de la realización de las jornadas “Los desafíos del trabajo con adultos mayores” para la gestión de políticas públicas?

Creo que debemos hacer notar que las sociedades actuales tienden a caracterizarse por el envejecimiento de sus poblaciones que cada vez más incrementan su expectativa de vida. Las políticas científicas están orientadas a extender la vida humana a límites extremos y la vejez se convierte en un período de la vida que puede prolongarse por más de cincuenta años. El último censo nos indica que este grupo alcanza al 16% del total de la población (INDEC 2010), es importante destacar que dentro de este grupo, el segmento de los más viejos es el que proporcionalmente más se incrementa. Hoy nuestra estructura poblacional cuenta con alrededor de 3000 centenarios.

Pero, por otra parte, sabemos el proceso de envejecimiento no es idéntico para todas las personas; hay grandes diferencias según el género, el nivel socioeconómico, el nivel educativo, el contexto ecológico social, el estilo de vida y el impacto de los acontecimientos histórico sociales que afectan el curso de la biografía personal. Entiendo que el desafío es poder llegar a la diversidad de expresiones que implica la vejez y el envejecimiento y, que las políticas públicas deberán atender a esa diversidad específica.

¿Cuál es el balance que hace al respecto?

Óptimo. Lo muestran los temas desarrollados, además de los expositores que los presentaron. Se ha abordado un abanico de temas, con un alto nivel académico que atiende a la diversidad de cuestiones que nos genera el envejecimiento y la vejez. Además de las valiosas preguntas y reflexiones hechas por parte de un vasto público interesado, inteligente y capacitado de adultos mayores y profesionales motivados por la temática.

¿Cuáles son, justamente, los desafíos del trabajo con adultos mayores que tiene hoy la Argentina?

Es importante comenzar destacando tres puntos fundamentales para enfrentar los desafíos de la longevidad: mantener y aumentar la independencia de las personas de edad para prevenir la aparición de la dependencia y asegurar una vejez con buena salud, extender y mejorar las medidas de readaptación para permitirle a las personas de edad recuperar una vida autónoma y encontrar respuestas a los problemas planteados por las personas de edad frágiles y dependientes y los cuidados que hay que brindarles.

El objetivo de las políticas deberá ser asegurar una vejez saludable mediante medidas preventivas, proporcionar medidas de readaptación cuando no obstante la incapacidad se produce y ofrecer cuidados especiales a aquellos que ya no pueden recuperar una vida autónoma. En este sentido, la tendencia es pasar de las políticas de la vejez, dirigidas a asistir la dependencia, a las políticas del envejecimiento, dirigidas a favorecer una vejez con buena salud, sin dejar de tener en cuenta la importancia de las primeras.

¿Hay diversidad en la vejez?

Está enmarcada dentro del contexto de las diferencias estructurales que sistemáticamente producen desigualdad. La falta de equidad en las posibilidades y oportunidades de las personas depende en gran medida de ciertos atributos tales como el sexo y la clase social. Los datos para nuestro país nos pueden mostrar en una apretada síntesis que las mujeres en su vejez tienden a ser más dependientes de sus familias que los hombres, tienen más posibilidades de ser viudas, de vivir solas y, en consecuencia, de padecer sentimientos depresivos. Los viejos de mejor situación socioeconómica desarrollan una mayor gama de actividades, concurren con mayor frecuencia a clubes y otras instituciones donde su participación es más activa. Son menos sobreprotegidos por sus familias, a las que, por otra parte, tienen mayor posibilidad de prestar ayuda económica. No debe dejarse de tener en cuenta, además, que son quienes mayoritariamente viven con sus cónyuges, lo que les asegura una mayor estabilidad en la vejez, y gozan de mejor salud, lo que les permite una mayor autonomía respecto a aquellos que habitan en un contexto ecológico social de pobreza.

¿Cuál sería entonces la política más adecuada a implementar?

Una política para la vejez es una política en favor de un envejecimiento con buena salud acompañado por bienestar psicológico y físico. Se sabe que el envejecimiento está sometido tanto a la herencia biológica como a comportamientos individuales así como a una multitud de factores sociales, ambientales, culturales y políticos. Una vejez con buena salud constituye un desafío para todos los gerontólogos y científicos de todas las disciplinas, sin olvidar a los políticos. En este sentido, políticas nacionales y locales tendientes a la redistribución de oportunidades son altamente positivas (la Ley 25994 y la asignación familiar por hijo intentan superar esta desigualdad).

¿Cómo analiza la mirada social hacia la población de adultos mayores en la actualidad? ¿Considera que ha habido avances en el reconocimiento de sus derechos?

¿Cuál es el piso de edad a partir del cual comienza a sufrirse en carne propia la discriminación por ser viejo? El “corte” no se produce sólo al jubilarse sino mucho antes: sabemos lo difícil que resulta emplearse a partir de los cuarenta años. Desde la segunda mitad de la vida activa y en toda la pasiva, soportamos un acoso social por el mero transcurrir del tiempo, más allá de las capacidades individuales. La discriminación etaria es frecuente en las sociedades occidentales que se basan en valores que exaltan la juventud y el cambio rápido de usos y costumbres, y que no se han preocupado en diseñar roles sociales para las personas de edad. Sin embargo, también esta sociedad intentó e intenta superar esta discriminación a partir de la difusión de la problemática o de acciones y legislaciones concretas que apuntan a trabajar a favor de los Derechos de las personas de mayor edad. En el país los derechos de la Ancianidad fueron un ejemplo en su momento y actualmente lo es el seguimiento internacional de los Derechos Humanos para las personas de edad.

¿Cuál es su apreciación sobre la acción encarada desde el municipio rosarino en este tema?

Entiendo que el municipio ha tomado el guante de los desafíos que la revolución de la longevidad genera también para su ciudad, y uno observa con beneplácito que desde la Escuela de Gerontología se organizan y desarrollan cursos de formación de personal para la atención de mayores. Existen espacios de encuentros, se promueve el reconocimiento y la puesta en práctica de los Derechos de los Adultos mayores, en fin, la facilitación de procesos de integración y participación social. También los Centros de Día, que ofrecen un servicio socio-terapéutico promoviendo la autonomía de las personas de mayor edad, y en muchos casos, aliviando la carga del cuidado para sus familias. El hogar para mayores, residencia de puertas abiertas y todo lo demás… En fin, un ejemplo para la comunidad.

Fuente: Boletín mensual Secretaría de Promoción Social. Año V N°58 /Diciembre 2011. Municipalidad de Rosario. Argentina
http://www.rosario.gov.ar/sitio/boletines_muni/promocion/2011/12.html