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Editorial RLG N° 113 de Junio 2009

Miércoles, 03 de Junio de 2009
Editoriales RLG

El envejecimiento demográfico requiere modificar normas establecidas en función de la edad cronológica

En la medida que la prolongación de la vida de las personas va en incremento, se hace más evidente la necesidad urgente de cuestionar el criterio de edad cronológica como demarcador de  las funciones que las personas pueden desarrollar en diversos ámbitos de su  vida privada y pública.  Esto es crucial si se quiere aprovechar las oportunidades que ofrece el envejecimiento individual y poblacional, en pro de un mayor bienestar y calidad de vida del conjunto de nuestras poblaciones.

Numerosas normas y criterios deben ser modificados acorde a los cambios demográficos que viven nuestros países y a una visión más realista respecto de las capacidades y competencias que poseen las generaciones actuales de personas mayores de 70, 80 y más años.  Muchos de aquellos criterios obedecen  a modelos deficitarios de la vejez, que uniforman a las personas viejas como un colectivo caracterizado por deterioro y carencias, reduciendo con ello su espacio de socialización al mundo de lo privado, de las relaciones familiares en la creencia que ya poco o nada podrán ofrecer en el campo de la vida pública.

Así, no sólo se desconoce el carácter heterogéneo y diverso que caracteriza a las personas viejas, sino que fruto de creencias erróneas se les desciudadaniza, se les despoja de derechos a la vez que se dilapida neciamente el aporte que éstas,  están en condiciones de continuar brindando al desarrollo de nuestras sociedades.

Es frecuente encontrar en nuestros países medidas que limitan por criterios de edad  el acceso de las personas a puestos de trabajo, a beneficios para continuar o iniciar estudios formales, a oportunidades de capacitación y/o recalificación laboral, por citar sólo algunos ejemplos.

La propia sentencia, normalmente difundida, acerca del imperativo de acogimiento al retiro o jubilación como mandato imprescindible para abrir espacio a las generaciones jóvenes, constituye una falacia y genera en forma artificiosa una falsa situación de conflicto entre generaciones.  La situación de exclusión y  marginalización de amplios contingentes de  jóvenes que se observa en América Latina, no se origina a causa de las personas viejas, sino que reside fundamentalmente  en la injusta distribución de la riqueza que hace de América Latina la región más desigual del planeta.

En las condiciones actuales, en que cada vez una cantidad mayor de personas llegan a cumplir 70, 80 y más años es urgente que contribuyamos a comprender que el envejecimiento es un proceso complejo que concierne a todos los grupos de edad, que no existe un modelo único del envejecer y que la presencia creciente de una alta proporción de personas adultas mayores en nuestras familias, comunidades y sociedad en general, constituye una oportunidad para alcanzar mejores grados de convivencia, desarrollo y bienestar para el conjunto de nuestras sociedades.

Ximena Romero – Coordinadora de la RLG

Christel Wasiek – Asesora de la RLG

3 de Junio de 2009.