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¡Oye viejo, la vida comienza cada día!

Miércoles, 21 de Octubre de 2009
Envejecimiento y vejez

Marvin Saballos Ramírez*.

Epifanio acostumbra correr en la cancha de tenis, después nada en la piscina y finalmente se dedica al cuido de las plantas del jardín, una de sus pasiones. Expresa que esto lo mantiene activo y satisfecho. A sus 89 años, está disfrutando del capital ahorrado en su vida. No es un millonario, ni miembro de clubes exclusivos. Es un jardinero jubilado, con una modestísima pensión en un Club para el personal de una institución en Managua. Su disciplina personal, dedicación al trabajo, cortesía y actitud de autorrespeto le granjearon la simpatía y confianza del personal del Club, para quienes es un ejemplo y le autorizan el uso de sus instalaciones. Su capital es su actitud y estilo de vida.

Conocí a don Epifanio recientemente durante la boda de su hija de 27 años. Conversaba con mucho orgullo de su satisfacción de haber logrado formar a la hija y de llevarla del brazo al matrimonio. “Misión cumplida. A todos mis hijos, los cuide, eduqué y enseñé a ser personas de bien y trabajadores”. Las lágrimas y abrazos cariñosos que recibía de su hija parecían corroborar sus palabras.

Don Epifanio tiene la tranquilidad de haber cumplido una tarea, pero no de que sus metas en la vida hayan terminado. Da la impresión de vivir a plenitud cada día, está atento al acontecer del país y a los cambios de la vida moderna. Va por su tercer matrimonio, su actual señora tiene 45 años de edad y tienen 10 años de convivencia en común.

A los 11 años de edad, por circunstancias familiares Epifanio comenzó su peregrinar abandonando su natal Santo Tomás en el norte de Chinandega hacia Chichigalpa, en cuyo ingenio se inició como aprendiz. Fue su escuela, aprendió a leer y a escribir y los oficios de electricista y mecánica agropecuaria. Siente agradecimiento hacia quienes fueron sus maestros. Escuela de aprender haciendo. Trabajando, trabajando llegó a radicarse en Managua en el popular barrio Quinta Nina.

Le pregunto: “¿A qué edad comienza la vida, don Epifanio?” Y contesta: “Comienza cada día”. Sabia y vital repuesta, especialmente viniendo de alguien que tiene 89 años. “Le pongo amor y esperanza a cada cosa que hago; hace seis años, cuando yo tenía 81, sembré varios árboles de aguacate, este año ya comimos de su primera cosecha”. Epifanía significa manifestación de lo trascendente, comprensión del sentido de la vida. Le hace honor a su nombre el anciano Epifanio.

Quizás la naturaleza no a todos nos dotará de salud, o tendremos la oportunidad de ahorrar el suficiente dinero para vivir con holgura. Pero están al alcance de cada uno desarrollar una actitud y un estilo de vida que nos permitan aprovechar al máximo nuestras circunstancias. Epifanio, un esforzado jardinero jubilado, nos enseña que se puede llevar una vida plena y satisfecha, no importando el papel que nos tocó o construimos en nuestra vida.

Don Epifanio está orgulloso de ser viejo, de los logros alcanzados a lo largo de su dilatada existencia. Coincidimos en que no cualquiera llega a viejo.

Viejos y viejas recordemos: ¡La vida comienza cada día!

En ocasión del Día Mundial del Envejecimiento 2009 deseo a mis coetáneos feliz y orgullosa vejez.

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*El autor es Psicólogo Social y miembro de la Fundación Nicaragüense de la Tercera Edad.
Fuente: LA PRENSA, 09 de octubre 2009
http://www.laprensa.com.ni/archivo/2009/octubre/09/noticias/opinion/353261.shtml