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Editorial RLG Nº 118 de Noviembre 2009

Lunes, 02 de Noviembre de 2009
Editoriales RLG

Trabajo digno y decente para las personas adultas mayores

Vemos con preocupación que, en años recientes, plazas de trabajo procuradas con el pretexto de promover la inclusión social de las personas adultas mayores, instituyen en la práctica condiciones de abuso laboral, como lo ilustran casos ocurridos en México y Chile con la creación de puestos laborales para personas adultas mayores –principalmente mujeres- como empacadoras en supermercados.

La escasa cobertura de la seguridad social y los exiguos montos de las pensiones y jubilaciones, más que la búsqueda de realización personal, constituyen, en la mayor parte de los países de América Latina, la principal motivación por la cual las personas adultas mayores buscan incorporarse o mantenerse en un mercado laboral que, en la mayor parte de nuestros países, ha ido mermando condiciones y calidad de vida ocupacional de los trabajadores. Por tal razón la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha orientado sus esfuerzos a promover relaciones laborales que respondan al concepto de trabajo decente, parámetro del cual no pueden estar excluidas las personas adultas mayores.

Pese a estar cada vez más en contra de la realidad que se vive al comenzar el siglo XXI, persisten percepciones e imágenes deficitarias acerca de las personas adultas mayores como dependientes, desvalidas, demandantes de cuidado e improductivas. Tales percepciones e imágenes estereotipadas y prejuiciadas actúan en contra del reconocimiento del derecho al trabajo decente.

A su vez, dichos prejuicios implican el desconocimiento del papel sustancial que las personas adultas mayores juegan en los hogares latinoamericanos proporcionando cuidados e ingresos económicos cruciales para el sustento de las familias. Representan, así, un enorme potencial para contribuir a la superación de la pobreza. Es indispensable, entonces, estar alerta frente a prácticas laborales abusivas que, invocando cualidades meritorias de los trabajadores de edad avanzada, atropellan principios básicos del trabajo decente y se convierten realmente en formas de abuso enmascarado.

Las mujeres adultas mayores están en condiciones de mayor vulnerabilidad, es decir, con mayor frecuencia son víctimas de relaciones laborales abusivas. En ello influyen en alto grado prejuicios históricos relacionados con la inequidad de género, expresada en múltiples formas y que contribuye a que las mujeres, sobre todo las mujeres viejas, carguen en sus biografías grandes desventajas sociales. Desventajas relacionadas con el género y asociadas principalmente a su menor grado de escolaridad formal y menor acreditación para acceder a puestos de trabajo calificados y remunerados de manera justa.

El aumento de la longevidad y de la población adulta mayor –la cual, en América Latina, se incrementa cada vez más rápidamente- exige, para bien de las generaciones presentes y futuras, reconocer su presencia en la sociedad, sus aportes y sus derechos, incluyendo, obviamente el derecho al trabajo decente y a la seguridad social integral coherente con el derecho a una vida digna para todos y todas durante la totalidad del transcurso vital.

Ximena Romero – Coordinadora RLG
Christel Wasiek – Asesora RLG

2 de Noviembre de 2009.