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Mujeres que cuidan: menos tiempo, menos dinero, más tareas

Miércoles, 13 de Enero de 2021
Género y Envejecimiento

Marco Stampini - María Laura Oliveri - Pablo Ibarrarán.

América Latina y el Caribe es la región que más rápidamente está envejeciendo en el mundo. Qué la gente viva más es algo positivo, pero también conlleva a un aumento en la prevalencia de la situación de dependencia funcional, es decir la dificultad en llevar a cabo actividades de la vida diaria como bañarse o vestirse. En 2050, estimamos que entre 27 y 35 millones de personas en nuestra región necesitarán ayuda para completar estas tareas básicas. Tradicionalmente, esta ayuda la han brindado las familias, y más específicamente las mujeres. Esto tiene consecuencias negativas en términos de su productividad y autonomía económica, porque las mujeres que cuidan a personas mayores de su hogar participan menos en el mercado del trabajo, y cuándo lo hacen acaban trabajando menos horas en su empleo. ¿Cómo podemos mejorar esta situación? Con sistemas de atención a la dependencia.

¿Qué nos dicen las Encuestas de Uso del Tiempo de la región?

En un nuevo estudio, usando las Encuestas de Uso del Tiempo, encontramos que en las mujeres recae, por mucho, la mayoría del cuidado de las personas mayores de su hogar:  72% en México, 78% en Chile, 86% en Colombia y 88% en Costa Rica. La misma fuente muestra que las mujeres que cuidan a personas mayores tienen una probabilidad más baja de trabajar afuera del hogar. Por ejemplo, en Chile el 53% de las mujeres en edad laboral sin tareas de cuidados de personas mayores trabaja fuera del hogar, contra el 43% de aquellas que llevan esta tarea. El caso más sorprendente es Costa Rica, donde solo 1 de cada 4 mujeres que cuidan de personas mayores trabaja afuera del hogar, es decir el 25% contra 47% de aquellas mujeres sin tareas de cuidado de mayores.

Además, en Colombia y México los datos de las Encuestas de Uso del Tiempo muestran que, entre aquellas mujeres con tareas de cuidado que siguen trabajando afuera del hogar, se reduce significativamente el número de horas trabajadas. Por ejemplo, en Colombia trabajan 36 horas por semana, contra 43% de las mujeres que trabajan y no tienen tareas de cuidados de personas mayores. La pérdida de productividad es por tanto doble, en términos de una menor probabilidad de tener empleo y de una menor cantidad de horas de trabajo.

Las Encuestas de Uso del Tiempo permiten describir el fenómeno, pero no pueden establecer una relación de causalidad. Es decir, no permiten concluir que la reducción en el empleo se debe al cuidado de un familiar mayor. Los escépticos pueden decir que lo que observamos se debe a autoselección. Por ejemplo, puede deberse al hecho que son aquellas mujeres que en cualquier caso trabajarían menos afuera del hogar, por razones de motivación, habilidad o preferencia, que eligen quedarse en casa a cuidar a personas mayores. Si este es el caso, es posible que los tomadores de decisiones de política no deban preocuparse, porque lo que observamos es óptimo, deseable. En el mismo estudio analizamos esta posibilidad usando datos del Estudio Nacional de Salud y Envejecimiento (ENASEM) de México.

¿Qué podemos aprender del único estudio longitudinal sobre adultos mayores en la región?

Los datos de la ENASEM permiten seguir varias cohortes de mujeres mexicanas de entre 50 y 64 años a lo largo de hasta 18 años, observando cómo su participación laboral varía en función de la necesidad de cuidado de su padre o madre. La naturaleza longitudinal de estos datos y las técnicas estadísticas utilizadas permiten concluir que la caída en el empleo de las mujeres se debe a la tarea de cuidado, y no a sus características y preferencias. Encontramos que el tener un padre o madre en situación de dependencia está asociado con una caída en la probabilidad de empleo en 2.4 puntos porcentuales. Además, para aquellas mujeres que siguen trabajando, encontramos una caída en las horas trabajadas equivalente al 7% (es decir, alrededor de 3 horas por semana). Al contrario, para los hombres el tener un padre o madre con dependencia no tiene ningún efecto en su participación en el mercado laboral.

Necesitamos construir sistemas de servicios de atención a la dependencia

Estos resultados son los primeros para América Latina y el Caribe, y evidencian la necesidad de construir sistemas de servicios de atención a la dependencia. Lo que observamos no es sostenible, porque las tendencias demográficas y sociales están resultando en hogares más pequeños y en los cuales los hijos e hijas viven más lejos de los padres. El que las mujeres asuman toda la carga de cuidado tampoco es justo, porque contribuye a mantener las mujeres en una situación de subordinación económica y social. En este contexto, la emergente economía plateada, que requiere la coordinación estratégica entre el sector público y privado, puede ser un poderoso motor para la autonomía económica de las mujeres y para la de creación de empleos ya que aporta el desarrollo de servicios de atención a la dependencia.

Marco Stampini es especialista líder en protección social en la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
María Laura Oliveri es consultora en la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
Pablo Ibarrarán es Especialista líder de Protección Social en el Sector Social del Banco Interamericano de Desarrollo.


Fuente: Blog Gente Saludable (BID) - 16/11/2020
https://blogs.iadb.org/salud/es/mujeres-que-cuidan-2/