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México: Relatoría del XVI Seminario de Antropología del Envejecimiento y Vejez. Los efectos de la Pandemia Covid-19 en las personas mayores

Martes, 30 de Noviembre de 2021
Envejecimiento y vejez

Felipe R. Vázquez Palacios.

En este evento participaron expertos en ciencias sociales y de la salud, así como servidores públicos y representantes de la sociedad civil. Entre todos ellos se estableció una dinámica en la cual se planteaban diversas preguntas sobre las perspectivas, percepciones y cambios que se han dado en la pandemia y las repercusiones que esto pueda tener a futuro en distintas dimensiones de la vida que se dividieron en tres ejes: Biológico, Psicológico y Social. Todo se realizó mediante una dinámica en la que prevaleció la horizontalidad, el respeto y la apertura.

Tras la inauguración, el primer eje que se abordó fue el biológico partiendo de la premisa de que se requiere una atención integral para los adultos mayores y esto implica ocuparse de todos aquellos aspectos que vulneran a las personas entradas en años. En este orden de ideas, algunas recomendaciones que han señalado los expertos son que los servicios de salud contemplen labores para la promoción deestrategias orientadas al envejecimiento activo y saludable. Esto con la finalidad de que las personas implementen medidas permanentes y, por tanto, más efectivas en su cotidianidad y estilo de vida para combatir otras comorbilidades como la obesidad o el tabaquismo. Una recomendación al respecto es tener una alimentación saludable y una dieta variada que incorpore todos los grupos de alimento y que, incluso, se haga una planeación semanal de los menús y de la compra de alimentos. A la par, se habla de un fortalecimiento institucional tanto de seguridad social como académicas acerca de los efectos que tiene la promoción de la salud en el afrontamiento de la pandemia de la COVID-19, así como el manejo adecuado de la información que se da a la población.Una cuestión que cobró especial relevancia fue que, a causa de la pandemia, se han incorporado a la cotidianeidad aquellas medidas de higiene que antes se llevaban a cabo en ambientes controlados como los hospitales o los centros de salud. Y así, hoy en día debemos acostumbrarnos al lavado constante de las manos, el uso de gel antibacterial y tapetes sanitizantes y a portar adecuadamente el cubrebocas.

A lo anterior, se agregó la necesidad de la participación de la ciudadanía en su autocuidado. Y en este escenario la pandemia aparece como un escenario revelador que pone en alerta a las personas sobre su estado de salud, sus debilidades y sus fortalezas, así como la necesidad que tienen de acercarse a las instituciones para recibir la atención adecuada.

Por otra parte, se hizo notar que la pandemia ha tenido un efecto diferenciado en la población urbana y en la rural. En el campo, por ejemplo, se observó una continuidad en las rutinas, lo cual se debió a que las personas consideraban que la pandemia no las afectaba ni llegaba a dónde vivían, mientras que, en la ciudad, el aislamiento vino a trasroscar las rutinas de las personas y trajo por consecuencia que aumentaran sus comorbilidades entre las que destacan aquellas que se derivan del sedentarismo y la mala alimentación. Se abordaron temas como la salud bucal y los protocolos de atención, así como la necesidad de reforzar acciones de atención a la población. Se cierra el eje biológico hablando de la importancia de tomar en cuenta otros aspectos como el impacto psicológico de la pandemia.

En lo que respecta al eje psicológico, se destacó la importancia de promover una cultura de la salud entre los mexicanos y combatir la discriminación que se tiene hacia las personas mayores reconociendo que “vulnerables somos todos”. Se reconoce que la pandemia también causa estragos en las personas al privarlas de la interacción directa con su entorno y quitarles la facultad de expresar a otros sus emociones, lo cual es sumamente importante porque en la vejez se experimentan tanto la decadencia física y mental como la proximidad de la muerte y la pérdida de significado.

Ante la COVID-19, anotan los expertos, se presenta una falta de identidad, pero también sufrimiento, culpa y un sentido de proximidad de la muerte, lo que hace a las personas mayores más vulnerables a complicaciones neuropsiquiátricas como: ansiedad, depresión, desesperanza, desesperación, deterioro cognitivo y trastornos de estrés postraumático.

Se observa que las personas han podido encontrar soporte en la espiritualidad, por lo que se promueven este tipo de prácticas ya que les ayudan a encontrar sentido a aquellos aspectos de su realidad sobre los que en algún momento pierden el control tales como la enfermedad y la muerte.

Finalmente, lo más destacable en las aportaciones desde el eje psicológico fueron las siguientes recomendaciones llamadas tareas resilientes:

  1. Aceptar la realidad de la pandemia tal cual es.
  2. Adoptar una postura de confianza en el proceso.
  3. Decidir sobre lo posible.
  4. Recuperar la libertad.
  5. Habilitarse día a día a vivir con responsabilidad en la pandemia.

Se concluye señalando que el autocuidado es una expresión de amor propio para las personas mayores y que en cada momento tienen la posibilidad de reconstruirse para afrontar adversidades. Otros aspectos que se abordaron fueron la necesidad de capacitación de recursos humanos en atención geriátrica, pues los trastornos mentales en las personas mayores tienen variables específicas que deben de ser consideradas.

Al tratar el eje social, se observó que desde antes de la pandemia hemos estado insertos en un contexto de desigualdad y que desde que se presentó la primera ola de la enfermedad se evidenciaron la falta de recursos suficientes para cubrir necesidades básicas, el desempleo y la dificultad de acceso a una jubilación decorosa, la seguridad social, lo que trae como consecuencia un incremento en la dependencia en las personas mayores cuyo cuidado recae en sus familiares.

Se trataron otras problemáticas como el maltrato o violencia en sus diversas modalidades, física, emocional, patrimonial o económica y psicológica lo que planteó una problemática ante la cual no han sido suficientes las políticas públicas, lo cual puede observarse en que cada vezson menos las personas mayores que transitan esta etapa de su vida en armonía con su entorno social. En este orden de ideas es conveniente destacar que, con el resguardo doméstico implementado como medida preventiva para interrumpir la cadena de contagios, se vio afectada la interacción social que las personas mayores ejercían con sus familiares y amigos además de que al disminuir las ocasiones para salir de casa también se vieron coartadas las oportunidades de realizar actividades económicas para aquéllos que aún lo hacían.

De acuerdo con el panorama anterior, dentro del eje social, para propiciar el bienestar de las personas mayores, los expertos sugieren:

 

Con todo esto, podemos observar que aún cuando en el seminario se atendieron tres ejes, el dialogo entre ellos está abierto ahora más que nunca  y que la pandemia ha sido un detonante y una especie de marco revelador que muestra la necesidad de considerar aspectos como las comorbilidades, la cultura y la desigualdad de forma paralela al intentar comprender y afrontar las dificultades que se presentan en la actualidad, pero ahora tomando en cuenta las distintas voces tanto de las personas mayores como de los expertos y tomando en consideración que la realidad del envejecimiento es compartida por todos, ahora y en el futuro.

Si alguno de ustedes quisiera ampliar la información sobre estos conversatorios podrían hacerlo en las siguientes ligas:

Eje Biológico:
https://fb.watch/9qA7YgALoA/

Eje Psicológico:
https://www.facebook.com/MaestriaSaludPublicaUV/videos/970069480242017

Eje social:
https://www.facebook.com/MaestriaSaludPublicaUV/videos/917523602498327