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Uruguay. "Hay que desmontar el paradigma de la vejez como carga"

Miércoles, 14 de Febrero de 2024
Envejecimiento y vejez

CON LA DEMÓGRAFA Y SOCIÓLOGA MARIANA PAREDES

En Uruguay residen unas 3.444.263 personas, de las cuales un 52 % son mujeres y un 48 % hombres, según los datos preliminares del último censo del Instituto Nacional de Estadística (INE). En el 2011, fecha en la cual se había realizado el sondeo anterior, la población era de 3.412.636 personas, por lo que se calculó un crecimiento de 0,08 % anual. Además, al analizar la estructura por edades, "se pudo confirmar el proceso de vejez demográfica que viene experimentando el país".

¿Qué impacto tienen estas tendencias en la estructura demográfica del país? ¿De qué forma afectan la economía y la dinámica social del país? Para responder estas interrogantes Caras y Caretas dialogó con la demógrafa y socióloga Mariana Paredes, quien comenzó aclarando que ser una población chica y con un aumento de personas mayores “no necesariamente es una mala noticia”.

Para la experta, encontrarse con un crecimiento cercano al cero, lo que significa que se agrega menos de una persona cada cien personas por año, “no fue una sorpresa”, ya que “la población uruguaya venía creciendo muy poco desde hace unas cuantas décadas” y, según adelantó, continuará sin mostrar “un crecimiento importante”. En tal sentido, reconoció que “tenemos una población estancada en su crecimiento”, con una tasa de natalidad muy baja, y explicó que podría asociarse a que ha bajado principalmente la fecundidad en adolescentes. Esta situación, prosiguió, podría revertirse de dos maneras: agregando nacimientos o inmigración. “Si la tasa de natalidad es muy baja es de prever que no aumente la población por nacimientos, pero podría aumentar por inmigración, que son movimientos más oscilantes, ya que las personas inmigrantes pueden venir y luego irse”.

En referencia a la baja fecundidad en adolescentes, agregó que esta tasa era esperable ya que se pusieron en práctica políticas focalizadas para reducir el embarazo adolescente. A su vez, explicó que se trata de un índice que “puede repuntar” por lo que se llama el “atraso del calendario”. Y detalló: “La adolescente que iba a tener un hijo y no lo tuvo, quizás lo tenga más adelante. Entonces, el ajuste de la tasa de fecundidad se va a poder hacer luego de que estas adolescentes de hoy sean personas que hayan terminado su trayectoria reproductiva, por los 49 años”. Al comparar la situación de Uruguay con otros países del mundo, Paredes insistió en que la baja tasa de crecimiento poblacional “es muy normal”, ya que “muchas de las poblaciones del mundo marcan esa tendencia”. Según la entendida, esto se explica por lo que se llama la transición demográfica: se reducen los nacimientos y las muertes, por lo que se produce un estancamiento en el crecimiento de la población. “Si miramos varias poblaciones del mundo es probable que estén en valores similares a Uruguay, no así en América Latina, donde encontramos un perfil similar en Argentina y Chile que tienen una tasa de crecimiento más estancada. Países como Colombia, Brasil, o más al norte todavía tienen los restos de una transición demográfica más tardía, es decir, la natalidad les bajó después, por lo cual aún no tienen tan poca población en las edades centrales. Estas sociedades recién están empezando a envejecer, pero no presentan los niveles de envejecimiento de las poblaciones del Cono Sur, sí lo reflejarán más en unos años. En el caso de Uruguay la transición demográfica se produce muy tempranamente, en el siglo pasado. A principios del siglo XX comienza a bajar la natalidad y a mediados de siglo termina de bajar la mortalidad”. Si bien la baja natalidad afecta las posibilidades de crecimiento poblacional, también “ofrece una ventaja”, aseguró Paredes, que es la posibilidad de aplicar políticas de infancia focalizadas. “En lugar de aplicar políticas pronatalistas, que en otros países del mundo no han sido efectivas, hay que pensar que tener cada vez menos niños y niñas ofrece una ventaja: la posibilidad de invertir cada vez mejor en cada niño. Al haber menos niños, todas las políticas que se dirigen a la infancia pueden estar más focalizadas y tener un seguimiento pormenorizado”.

Viejos son los trapos

Otro de los datos que se desprendió del informe es que la población mayor de 65 años aumentó dos puntos porcentuales, mientras que la población menor de 14 años se redujo cuatro puntos porcentuales. Con respecto al fenómeno de envejecimiento poblacional, Paredes explicó que se genera porque las tasas de mortalidad también son cada vez más bajas. “Tenemos pocos nacimientos y gente que vive mucho tiempo, es decir, que muere cada vez más tarde, por lo que hay más proporción de personas mayores sobre el total de la población”. Consultada por los efectos económicos y sociales de tener una población envejecida, la experta negó que se tratara de un proceso negativo. “El problema es que se producen muchos discursos en relación al proceso de envejecimiento de la población como si fuera algo dañino para el país. De esta forma, se carga todo el prejuicio sobre las personas mayores como si fueran una carga que hay que sostener con la seguridad social, cuando las personas mayores fueron una población que aportó toda su vida y que también sostuvo a otros. Creo que es necesario desmontar ese relato porque ubica a las personas mayores en un lugar de pasividad, cuando en realidad pueden aportar desde varios ámbitos, incluso muchas veces aportan en tareas que son invisibles, por ejemplo, las de cuidado. Muchas veces las abuelas están cuidando nietos y eso no se pondera, o están trabajando de manera informal. Incluso cuántas personas mayores por estar en una mejor situación económica, transfieren dinero a los hogares de sus hijos. Entonces hay que revisar con más detalle la población de personas mayores y pensar su heterogeneidad. No todas las personas mayores son dependientes. No todas las personas mayores no trabajan, no todas las personas mayores no aportan y no todas las personas mayores son una carga”. Sobre los desafíos que tiene el país ante una población envejecida, la académica sugirió mejorar las políticas sociales destinadas a la vejez que, a su entender, “en los últimos años han tenido muy poca relevancia”. “Para una población en aumento hay que tener políticas adecuadas y, sobre todo, entendiendo a la vejez como un proceso heterogéneo. Por ejemplo, no es lo mismo la vejez en mujeres que en varones. La población envejecida es mayoritariamente femenina porque las mujeres vivimos más tiempo que los varones, pero, en los últimos años, con peor calidad de vida. También hay diferencia entre las personas mayores que viven en un área urbana, donde tiene más servicios al alcance, y las que residen en un área rural, o entre las personas que se encuentran trabajando y las que están inactivas o entre aquellas que tienen redes sociales de apoyo y las que no la tienen”.

¿Queremos crecer?

Con respecto a la pertinencia de aplicar algún tipo de medida o política para revertir la situación demográfica actual de Uruguay, Paredes respondió: “Lo primero que hay que preguntarse es si se quiere modificar la situación, si realmente queremos ser más, y cuántos queremos ser. El país se tiene que pensar demográficamente, no siempre es bueno crecer como población. Y si la población aumenta de golpe va a ser necesario responder con políticas públicas adecuadas para esa población”. Consultada por la eficacia de las políticas migratorias para fomentar el crecimiento de la población, la experta opinó que “podría tener potencial”, pero que Uruguay debe definir si quiere ser una población que reciba inmigrantes o no y qué tipo de inmigración quiere atraer. “Uruguay fue, en general, un país de emigración que tuvo dos picos emigratorios importantes, uno durante la dictadura y otro en la crisis del 2002. Actualmente tenemos dos tipos de inmigrantes: los de retorno -uruguayos que se fueron y regresaron- e inmigrantes de otras nacionalidades, básicamente venezolanos, cubanos, dominicanos, que a veces vienen para estar un tiempo y se vuelven a ir”. Para finalizar, Paredes se refirió a cómo puede proyectarse el país en base a las tendencias demográficas actuales y aseguró que se espera una estabilización en el crecimiento poblacional. “Las tendencias demográficas son bastante robustas. Esto significa que una vez que las tasas de natalidad y mortalidad se reducen no vuelven a subir salvo excepciones. Es probable que en el futuro sigamos sin crecimiento y envejeciendo, lo que no implica decrecer. Perder población todavía no está previsto en las proyecciones”.

Por Meri Parrado

FUENTE: carasycaretas.com.uy - 2/2/2024

https://www.carasycaretas.com.uy/sociedad/hay-que-desmontar-el-paradigma-la-vejez-como-carga-n70598