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Claves para detectar a la gente que envejecerá más frágil

Jueves, 10 de Agosto de 2006
Recortes de prensa

Diagnóstico y prevención


Por María Paz Carvajal
El Mercurio-Chile
07.08.2006.


Expertos de Chile y el mundo buscan parámetros que adviertan con tiempo quiénes tienen más riesgo de discapacidad. Evaluar la autonomía es mejor indicador que la presión arterial

El escenario se repite a diario: un adulto mayor ingresa al hospital con neumonía. Se recupera, pero el reposo lo deja con una importante rigidez muscular. Es dado de alta, pero como quedó caminando con dificultad, pierde el equilibrio, se cae y se fractura. Vuelve a internarse, pero esta vez en Traumatología.

De doctor en doctor, así se la pasan muchos mayores en situación de fragilidad, es decir, que presentan una condición de salud de riesgo donde intervienen variables físicas, mentales, médicas y sociales, y que los vuelve más vulnerables a perder autovalencia.

Cifras nacionales estiman que cerca del 30% de los mayores son frágiles. Por eso, la última línea de investigación en envejecimiento se está centrando en descubrir detectores precoces de fragilidad, para reconocer con el máximo de antelación a los sujetos que podrían sufrir tal riesgo en su vejez.

El jefe de Geriatría del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Víctor Hugo Carrasco, acaba de participar en el Congreso de Geriatría de España, donde éste fue uno de los temas recurrentes. La razón es clara. "Se sabe que los adultos mayores en condición de fragilidad son más propensos a discapacitarse y, por ende, a volverse dependientes, a sufrir enfermedades, a hospitalizarse, a ser institucionalizados en hogares y a morir antes".

Algunos expertos plantean que hay marcadores biológicos para determinar a los más propensos (como los niveles de proteína C reactiva o la homocisteína en el cuerpo); otros -como los profesionales de la U. de Chile- estudian si algo tiene que ver la pérdida de masa muscular (sarcopenia).

Para otros, en tanto, la clave estaría en la capacidad de marcha. Hace unos días, incluso, expertos de Rush University Medical Center (en Chicago) publicaron que tener la presión arterial alta podía contribuir a un declive en la habilidad de caminar (30% más rápido en personas con 16 de presión que en quienes tienen su máxima en 12).

Quehaceres diarios

No obstante, son planteamientos que requieren mayor evidencia. Por ahora, el predictor más categórico es la situación funcional: a mayor pérdida de autonomía, peor pronóstico. "Quienes mantienen su autovalencia para realizar actividades avanzadas de la vida diaria como hacer viajes, conducir, manejar dinero, trabajar, sufrirán menos eventos negativos que quienes necesitan ayuda en tareas básicas como asearse, comer o vestirse", precisa el doctor.

A su juicio, después de los 60 años, es más relevante preguntar a una persona qué es capaz de hacer o no hacer para determinar su riesgo, que conocer cuántos cigarrillos fuma o su presión arterial.

Y da un ejemplo: "Una persona postrada, dependiente en actividades básicas y que tiene alguna demencia, tiene una expectativa de vida inferior a 2 años. En cambio, para alguien de 70 años, que es funcional, sin enfermedad oncológica, con patología crónica, pero controlada, ésta es de 22 años".

Pese a no evidenciar patología visual, neurológica o muscular, Carmen Valenzuela (70) pasaba en el suelo. "Iba caminando por la calle y me caía de rodillas sin saber porqué. Una vez quedé hasta con ciática y le tomé susto a caminar".

Todo un riesgo, si se considera que la capacidad de marcha y la movilidad es otro de los factores que pueden advertir grados de fragilidad. Mal que mal, las caídas son una importante causa de fracturas y de discapacidad.

Hace un año, entró en un programa del Laboratorio de Biomecánica de la Universidad Mayor, que está evaluando a personas mayores para ver quiénes están en mayor peligro de sufrir caídas. Desde entonces, con sesiones especiales de ejercicios, no ha vuelto a caer.

El kinesiólogo y encargado del proyecto, Rony Silvestre, comenta que con los años se ve afectada la postura y, por lo tanto, los adultos mayores deben preocuparse de mantenerse fortalecidos. Por ejemplo, "hemos visto que cuando se les somete a pruebas cognitivas sencillas (contar) mientras están de pie, empiezan a temblar y, por lo tanto, son más suceptibles a caerse".

Otros factores que aumentan las probabilidades de que un individuo sufra caídas, agrega, es cuando tiene dificultad para sentarse y pararse de una silla, si salta poco (no logra despegarse del suelo), si responde tardíamente cuando se le desequilibra con determinadas pruebas o cuando al dar un primer paso -que suele ser de unos 50 cm.- éste no supera los 10.

El llamado, entonces, es a estar atentos y diagnosticar a tiempo.

El doctor Carrasco advierte que hay que prestar atención a los cambios sufridos en el último año. Si el invierno pasado podía subir escaleras, ir de compras, caminar varias cuadras o hacer los quehaceres sin problema, y ahora ya no, es recomendable consultar.

Silvestre asegura que con programas especiales de rehabilitación en postura se puede mejorar el equilibrio en 7 días.

Llegar en mejor pie

Una persona que está tendiendo a la discapacidad puede revertir la situación si la trata a tiempo, mediante una intervención multidisciplinaria e integral. Esto implica programas de ejercicios, adaptar el entorno físico a sus necesidades, terapia ocupacional, fomentar actividades sociales y recreativas, etc.

Y por supuesto, mantenerse saludable en el tiempo. Hacer actividad física sistemática (30 minutos, 3 veces por semana) y procurar un buen dormir y una alimentación balanceada (mediterránea), permite llegar a la vejez en mucho mejor pie. Esto es más efectivo que cualquier multivitamínico. Asimismo, hay que evitar el reposo absoluto si se está enfermo y no dejar que el resto -por cariño- quiera hacer todo por uno, pues eso va desacondicionando físicamente.

INMOVILIDAD

EL 0,5% de masa muscular se pierde por día-cama. Además, genera rigidez articular, altera la respiración, digestión y circulación.