Informaciones

Editorial Nº 86 de Marzo 2007

Viernes, 02 de Marzo de 2007
Editoriales RLG

Las mujeres adultas mayores y los desafíos de la longevidad

Prepararse para una vida longeva es una cuestión que concierne a la sociedad en su conjunto y no únicamente a las personas adultas mayores como se suele aún pensar.  Por cierto que implica concebir e implementar políticas que sean capaces de crear las condiciones materiales para dar respuesta a multiplicidad de necesidades nuevas que se van creando, pero por sobre implica concebir aquellas políticas dentro de un conjunto de acciones con capacidad de apoyar y propiciar la emergencia de nuevos imaginarios colectivos que nos liberen de programas de roles que ya no se compadecen con las dinámicas profundas de cambio que viven nuestras sociedades.

Son las mujeres adultas mayores especialmente quienes están vivenciando procesos de cambio personal que, si son potenciados por políticas públicas adecuadas, pueden contribuir en forma decisiva al cambio cultural que requiere la emergencia de nuevos imaginarios colectivos en los cuales se sustente la construcción de una sociedad para todas las edades.

Las formas prácticas que recorren esos procesos, son en gran medida motorizadas por la búsqueda de la autorrealización que progresivamente comienza a ganar espacio en los deseos y en los esfuerzos de las mujeres mayores por asegurar su autonomía e independencia así como el ejercicio de sus derechos civiles y políticos.

La discusión con los roles clásicos comienza a recorrer todos los ambientes de la sociedad. Desde el espacio familiar al espacio público, las adultas mayores comienzan a poner en entredicho el rol social de cuidadoras que las constriñó a vivir sus vidas en función de los deseos de otros, de sus maridos, de sus hijos o de algún otro familiar.  La discusión comienza también a manifestarse en la demanda por el derecho a ingresos económicos propios, el derecho a una pensión básica que es anhelada no sólo por los beneficios económicos sino también por la dignificación y autonomía que conlleva.

Sin embargo, estos procesos no están exentos de peligros.  Si no logran imbricarse con políticas públicas y discursos adecuados, bien pueden hacerse autocéntricos y favorecer relaciones que pueden acentuar la exclusión y segregación que intentamos superar.  Esto, porque la profundidad de cambios que se requieren, exige políticas transversales que incorporen las necesidades y los deseos de las personas adultas mayores en todo el entramado social.   De ahí que el trabajo que se realice con organizaciones y grupos de adultos mayores debiera apuntar a conseguir la compenetración necesaria entre el fortalecimiento de una buena autoestima y el fortalecimiento del compromiso y acción ciudadana, de manera de poder trascender una participación de tipo terapéutica y comenzar a jugar un rol más efectivo y protagónico en la creación de mejores condiciones de vida y formas de convivencia social.

Ximena Romero – Coordinadora RLG

Christel Wasiek – Asesora de la RLG

1 de Marzo de 2007.